jueves, 3 de diciembre de 2015

Introducción y desarrollo





Las preocupaciones sobre el peso, la figura y la comida son frecuentes, especialmente entre chicas adolescentes.

Los trastornos de la alimentación no son consecuencia de una sola fuente, son multicausales. Diferentes factores juegan un papel importante en su desarrollo, entre ellos lo psicológico, fisiológico y aspectos sociales y culturales. Hay gente que identifica su problema de alimentación como detonado por factores emocionales y dificultades en la dinámica familiar. Para otros son los aspectos sociales y culturales como la visión idealizada del cuerpo y las ideas sobre la belleza que, combinados con las exigencias sociales, lo desencadenan. Por último hay personas para las que es consecuencia de un problema médico. 

Los Trastornos de la Alimentación vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, inadecuación, rechazo social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos y familia, como con posibles parejas, incluso autolesiones o ideas suicidas, etc.

Es necesario acudir a un psicólogo ya que un abordaje profesional del problema evitará la cronificación de cualquiera de los Trastornos de la Alimentación o su agravamiento.

Los trastornos de la alimentación evidencian un entrecruzamiento de factores biológicos (genética, disfunción de las vías de los neurotransmisores, disfunción del sistema opioide, etc.) y del desarrollo individual, familiar y social; cada uno de los cuales tendrá mayor o menor implicancia según el caso en particular del individuo.


DESARROLLO

Los trastornos alimenticios son enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece una alteración o distorsión de la autoimagen corporal, un gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal.

También en algunos casos la publicidad marca una gran parte en esto ya que los jóvenes que miran un anuncio de comida o bebidas se antojan de comerlo o beberlo, esto hace que al ingerirlo, lo devuelvan por su mala alimentación.


Trastorno por atracón: Se habla de trastorno por atracón cuando se produce una sobre ingesta compulsiva de alimentos. Después de este impulso por consumir en exceso aparece una fase de restricción alimentaria en la que baja la energía vital y se siente la necesidad imperiosa de comer. Una vez que se inicia otra sobre ingesta, disminuye la ansiedad, el estado de ánimo mejora, el individuo reconoce que el patrón alimenticio no es correcto y se siente culpable por la falta de control; aun así la persona con este trastorno continúa con este comportamiento aun sabiendo que le causa daño a su cuerpo y salud.

Bulimia: La persona con bulimia experimenta ataques de voracidad que vendrán seguidos por ayunos o vómitos para contrarrestar la ingesta excesiva, uso o abuso de laxantes para facilitar la evacuación, preocupación excesiva por la imagen corporal y sentimientos de depresión, ansiedad y culpabilidad por no tener autocontrol. Las personas que padecen dicha enfermedad llegan a tener hasta 15 episodios por semana. Afecta principalmente a personas jóvenes, en su mayoría son mujeres; también afecta a personas que han padecido anorexia o han realizado dietas sin control.

Existen dos tipos:

  • Bulimia purgativa: después de los periodos de atracones, el enfermo usa laxantes, diuréticos o se provoca el vómito como método compensatorio.
  • Bulimia no purgativa: para contrarrestar los atracones, hace ejercicio en exceso, dietas restrictivas o incluso ayunos.

Anorexia nerviosa: La anorexia nerviosa se caracteriza por una pérdida de peso elevado (más del 15%) debido al seguimiento de dietas extremadamente restrictivas y al empleo de conductas purgativas (vómitos, ejercicio físico en exceso). Estas personas presentan una alteración de su imagen corporal sobrestimando el tamaño de cualquier parte de su cuerpo.

Existen dos tipos:


Vigorexia: La vigorexia Implica una adicción a la actividad física. Es un trastorno caracterizado por la preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal (dismorfofobia) que puede presentar dos manifestaciones: la extrema actividad del deporte o, la ingesta compulsiva para subir de peso ante la percepción de estar aún demasiado delgado.

Megarexia: La megarexia es un trastorno opuesto a la anorexia nerviosa. Suelen ser personas obesas que se miran al espejo y no lo perciben; por eso no hacen ninguna dieta; por eso se atiborran de comida basura (calorías vacías). Ellos se perciben sanos. Son en cierta forma, personas obesas que se ven delgadas a causa de la distorsión de la percepción que caracteriza a los trastornos alimentarios, cuando la desnutrición que padecen, llega a afectar a su cerebro, momento en el que, como sucede con la anorexia, su trastorno alimentario se convierte en una grave enfermedad.

Permarexia: Afecta a las personas que al estar obsesionadas con el sobrepeso y con el miedo a engordar se someten a dietas permanentes (de bajo contenido calórico, ya que su principal obsesión son las calorías que aportan los alimentos) y que podrían terminar padeciendo anorexia o bulimia en un futuro más o menos cercano. No se preocupan solo de ingerir productos saludables, sino que su atención se centra en el valor energético de los alimentos. Además no llegan a extremos como dejar de comer o recurrir al vómito, ni a la utilización de fármacos, diuréticos o laxantes, pero su obsesión les lleva a serias descompensaciones en el organismo.

  • El perfil de las personas que padecen esta enfermedad es el siguiente:

  1. Baja autoestima
  2. Autoexigencia
  3. Relaciones sociales inestables
  4. Problemas emocionales
  5. No reconocen su enfermedad
  6. Preocupación por conocer y llevar a cabo varios tipos de dietas
  7. Obsesión constante por las calorías que poseen los alimentos (controlan cada alimento que comen y miran en el envase las calorías que contienen)
  8. Nunca terminan de estar a gusto con su físico
  9. Suelen presumir de entender mucho de nutrición para justificar que siguen esas dietas por motivos de salud

Las consecuencias de este trastorno alimenticio son el mal funcionamiento de la glándula tiroides, acelerándola y desembocando en hipertiroidismo. Otras enfermedades que pueden surgir son la hipoglucemia, trastornos digestivos variados como úlceras gástricas o estreñimiento y alteraciones nutricionales debidas a la falta de vitaminas, proteínas, minerales e hidratos de carbono.

Ebriorexia: Este trastorno consiste en dejar de comer para compensar las calorías obtenidas luego del consumo de alcohol. Suele darse en personas entre los 18 y 30 años. Además del abuso de bebidas alcohólicas, la ebriorexia se conjuga con otras conductas dañinas como realizar “atracones”, para luego provocarse el vómito. De allí que se afirme que es una extraña mezcla entre anorexia, bulimia y adicción al alcohol.

  • Los síntomas son:

  1. Consumo de alcohol. Es desmedida y generalmente se hace a escondidas.
  2. Atracones. Debido a la ausencia de calorías para brindarle al cuerpo la suficiente energía para funcionar adecuadamente. Quien padece de ebriorexia suele tener atracones de comida.
  3. Hinchazón de la cara y deterioro físico. Esto es un efecto de la inducción del vómito.
  4. Características específicas de la bulimia y anorexia. Las personas que padecen de ebriorexia no suelen consumir alimentos delante de las personas, tienen una autoimagen desvalorizada, y tienen miedo al aumento de peso.
  5. Pérdida de cabello y problemas dentales. Debido a la ausencia de vitaminas y a la incitación del vómito.
  6. Debilidad corporal y mal aspecto de la piel. También debido a la mala alimentación.
  7. Conductas de aislamiento social y agresividad.
  8. Pérdida de conciencia o desmayos.

  • Las consecuencias son

  1. daños cognitivos como el deterioro de las neuronas
  2. dificultad en la concentración
  3. Pérdida de la capacidad de estudiar
  4. Alteraciones en la actividad de los neurotransmisores
  5. Problemas a la hora de tomar decisiones
  6. Comportamiento arriesgado y/o violento
  7. Daños en los órganos vitales a edades
  8. Enfermedades crónicas.
  9. Problemas gastro-intestinales

Otros trastornos

  • Ortorexia: Es aquel trastorno donde la persona come alimentos que ella considera saludables, pero que en realidad no lo son.
  • Pica: ingestión de alimentos no comestibles.
  • Diabulimia: el enfermo de bulimia, también diabético, manipula las dosis de insulina que debe inyectarse, para adelgazar o compensar los atracones. Aparte de las complicaciones de la bulimia, se añaden las complicaciones mortales a medio plazo, de no inyectarse las dosis correspondientes.
  • Hiperfagia: Exceso de comida, llegar a consumir grandes cantidades de alimentos seguido de haberse alimentado adecuadamente.


Es importante prevenir conductas problemáticas para que no se conviertan en trastornos en la alimentación totalmente desarrollados. La anorexia y la bulimia, por ejemplo, suelen estar precedidas de una dieta muy estricta y pérdida de peso. El trastorno de comer compulsivamente puede comenzar con comilonas ocasionales. Cada vez que una conducta alimenticia comienza a tener un impacto destructivo en el desempeño de las funciones de una persona o la imagen de sí misma, es hora de consultar a un profesional de la salud mental altamente capacitado, como un psicólogo autorizado para ejercer y con experiencia en tratar personas con trastornos en la alimentación.

¿Quiénes tienen trastornos en la alimentación?

Según el Instituto Nacional de la Salud Mental, las mujeres adolescentes y jóvenes representan el 90 por ciento de los casos. Pero los trastornos en la alimentación no son sólo un problema para las mujeres adolescentes, tan a menudo descritas en los medios de comunicación. Mujeres y hombres mayores, así como niños también pueden desarrollar estos trastornos. Un creciente número de minorías étnicas están siendo afectadas de estas enfermedades devastadoras.

Las personas a veces tienen trastornos en la alimentación sin que sus familias o amigos sospechen que tienen un problema. Conscientes de que su conducta no es normal, las personas con trastornos en la alimentación pueden retraerse del contacto social, ocultar su conducta y negar que sus patrones de alimentación son problemáticos. Hacer un diagnóstico preciso exige la participación de un psicólogo autorizado para ejercer u otro experto de salud mental adecuado.



¿Qué provoca los trastornos en la alimentación?

Determinados factores psicológicos predisponen a las personas a desarrollar los trastornos en la alimentación. Las familias o relaciones disfuncionales son un factor. Los rasgos de personalidad pueden también contribuir a estos trastornos. La mayoría de las personas con trastornos en la alimentación tienen baja autoestima, se sienten indefensas y con una insatisfacción profunda por su apariencia.

Hay características específicas vinculadas con cada uno de los trastornos. Por ejemplo Las personas con anorexia tienden a ser perfeccionistas, mientras que las personas con bulimia son a menudo impulsivas. Los factores físicos como la genética también desempeñan un papel importante para poner en peligro a las personas.

Un amplio espectro de situaciones puede precipitar los trastornos en la alimentación en personas susceptibles. Los familiares o amigos pueden burlarse repetidamente de ellas con relación a sus cuerpos. Pueden participar en gimnasia u otros deportes que ponen énfasis en el peso bajo o una determinada imagen corporal. Las emociones negativas o los traumas como la violación, abuso o la muerte de un ser querido también pueden desencadenar trastornos. Incluso un acontecimiento feliz, como dar a luz, puede provocar trastornos debido al impacto estresante del hecho que implica un nuevo papel en la persona y su imagen corporal.

Una vez que las personas comienzan a tener conductas de alimentación anormales, el problema puede perpetuarse. Comer compulsivamente puede establecer un círculo vicioso activo, en la medida que las personas que se purgan para eliminar el exceso de calorías y dolor psíquico, luego comen compulsivamente un vez más para escapar de los problemas cotidianos.

¿Por qué es importante buscar tratamiento para estos trastornos?

Las investigaciones indican que los trastornos en la alimentación son uno de los problemas psicológicos con menos probabilidades de ser tratados. Los trastornos en la alimentación con frecuencia no desaparecen por sí solos, y dejarlos sin tratamiento puede tener consecuencias graves. De hecho, el Instituto Nacional de la Salud Mental estima que uno de cada diez casos de anorexia termina en muerte por hambre, suicidio o complicaciones médicas como ataques al corazón o insuficiencia renal.

Los trastornos en la alimentación pueden aniquilar al cuerpo. Los problemas físicos asociados con trastornos en la alimentación incluyen anemia, palpitaciones, pérdida del cabello y masa ósea, caries, esofagitis e interrupción de la menstruación. Las personas con trastornos en comer compulsivamente pueden desarrollar presión sanguínea elevada, diabetes y otros problemas asociados con la obesidad.

Los trastornos en la alimentación también están asociados con otros trastornos mentales como la depresión. Los investigadores todavía no saben si los trastornos en la alimentación son síntomas de dichos problemas o si los problemas se desarrollan debido al aislamiento, estigma y cambios fisiológicos causados por los trastornos en la alimentación en sí. Lo que queda claro es que las personas con trastornos en la alimentación tienen mayores índices de tener otros trastornos mentales, que incluyen depresión, trastornos de ansiedad y abuso de sustancias, que otras personas.

¿Cómo puede un psicólogo ayudar a una persona a recuperarse?

Los psicólogos desempeñan un papel vital en el tratamiento exitoso de los trastornos en la alimentación. Estos son miembros integrales de un equipo multidisciplinario que puede ser necesario para brindar la atención adecuada al paciente. Como parte de este tratamiento, se puede consultar a un médico para descartar enfermedades y determinar si el paciente corre peligro físico inmediato. Se puede solicitar a un nutricionista que ayude a evaluar y mejorar que ayude a evaluar y mejorar el consumo nutricional.

Una vez que el psicólogo ha identificado problemas importantes que requieren atención, y desarrollado un plan de tratamiento, ayuda al paciente a reemplazar pensamientos y conductas destructivos por otros más positivos. Por ejemplo, el psicólogo y paciente pueden trabajar juntos para concentrarse en la salud en lugar del peso. El paciente puede llevar un diario de comidas con el fin de crear más conciencia de los tipos de situaciones que desencadenan el comer compulsivamente.

Sin embargo, simplemente cambiar los pensamientos y conductas del paciente no es suficiente. Para garantizar una recuperación duradera, los psicólogos y pacientes deben trabajar juntos para explorar los problemas psicológicos subyacentes al trastorno de la alimentación. La psicoterapia puede ser necesaria para concentrarse en mejorar las relaciones personales del paciente y puede involucrar ayudarlo a ir más allá del hecho o situación que desencadenó el trastorno en primer lugar. La terapia de grupo también puede resultar útil.

Algunos pacientes, en especial aquellos con bulimia, pueden beneficiarse con la medicación. Sin embargo es importante recordar que la medicación debe usarse en combinación con psicoterapia, no para reemplazarla. Los pacientes a quienes se les aconseja tomar medicación deben conocer los posibles efectos colaterales y la necesidad de una supervisión directa del médico.


¿Funciona realmente el tratamiento?

Sí. La mayoría de los casos de trastornos en la alimentación pueden ser tratados exitosamente por profesionales de la atención médica de salud mental y de salud adecuadamente capacitados. Hay que tener en cuenta, que los tratamientos no dan resultados en un corto plazo. Para muchos pacientes, el tratamiento puede ser a largo plazo.

Incorporar la terapia familiar o de pareja en la atención del paciente puede ayudar a prevenir recaídas al resolver los problemas interpersonales relacionados con el trastorno de la alimentación. Los terapeutas pueden guiar a los familiares para que entiendan el trastorno del paciente y aprendan nuevas técnicas para sobrellevar los problemas. Los grupos de apoyo también pueden colaborar.































BIBLIOGRAFIA







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