Las
preocupaciones sobre el peso, la figura y la comida son frecuentes,
especialmente entre chicas adolescentes.
Los trastornos de
la alimentación no son consecuencia de una sola fuente, son multicausales.
Diferentes factores juegan un papel importante en su desarrollo, entre ellos lo psicológico,
fisiológico y aspectos sociales y culturales. Hay gente que identifica su
problema de alimentación como detonado por factores emocionales y dificultades
en la dinámica familiar. Para otros son los
aspectos sociales y culturales como la visión idealizada del cuerpo y las ideas
sobre la belleza que, combinados con las exigencias sociales, lo desencadenan.
Por último hay personas para las que es consecuencia de un problema
médico.
Los Trastornos de la
Alimentación
vienen acompañados de sentimientos de culpa, tristeza, inadecuación, rechazo
social, dificultades laborales, dificultades en las relaciones tanto con amigos
y familia, como con posibles parejas,
incluso autolesiones o ideas suicidas, etc.
Es necesario acudir a un psicólogo ya que un abordaje profesional del problema
evitará la cronificación de cualquiera de los Trastornos de la Alimentación o su agravamiento.
Los trastornos de la alimentación evidencian un
entrecruzamiento de factores biológicos (genética, disfunción de las vías de
los neurotransmisores, disfunción del sistema opioide, etc.) y del
desarrollo individual, familiar y social; cada uno de los cuales tendrá mayor o
menor implicancia según el caso en particular del individuo.
DESARROLLO
Los
trastornos alimenticios son enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de
que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten
en una gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece una alteración o
distorsión de la autoimagen corporal, un gran temor a subir de peso y la
adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal.
También en
algunos casos la publicidad marca una gran parte en esto ya que los jóvenes que
miran un anuncio de comida o bebidas se antojan de comerlo o beberlo, esto hace
que al ingerirlo, lo devuelvan por su mala alimentación.

Bulimia: La persona con bulimia experimenta
ataques de voracidad que vendrán seguidos por ayunos o vómitos para
contrarrestar la ingesta excesiva, uso o abuso de laxantes para facilitar la
evacuación, preocupación excesiva por la imagen corporal y sentimientos de
depresión, ansiedad y culpabilidad por no tener autocontrol. Las personas que
padecen dicha enfermedad llegan a tener hasta 15 episodios por semana. Afecta
principalmente a personas jóvenes, en su mayoría son mujeres; también afecta a
personas que han padecido anorexia o han realizado dietas sin control.
Existen
dos tipos:
- Bulimia purgativa:
después de los periodos de atracones, el enfermo usa laxantes, diuréticos
o se provoca el vómito como método compensatorio.
- Bulimia no purgativa:
para contrarrestar los atracones, hace ejercicio en exceso, dietas
restrictivas o incluso ayunos.
Anorexia nerviosa: La anorexia
nerviosa se caracteriza por una pérdida de peso elevado (más
del 15%) debido al seguimiento de dietas extremadamente restrictivas y al
empleo de conductas purgativas (vómitos, ejercicio físico en exceso). Estas
personas presentan una alteración de su imagen corporal sobrestimando el tamaño
de cualquier parte de su cuerpo.
Existen
dos tipos:
- Anorexia nerviosa restrictiva:
El enfermo apenas come y en muchos casos realiza ejercicio en exceso.
- Anorexia nerviosa purgativa:
El enfermo utiliza métodos purgativos tales como vómitos, diuréticos o
laxantes después de haber ingerido cantidades ínfimas de comida.
Vigorexia: La vigorexia Implica
una adicción a
la actividad física. Es
un trastorno caracterizado por la preocupación obsesiva por el físico y una distorsión
del esquema corporal (dismorfofobia) que puede presentar dos manifestaciones:
la extrema actividad del deporte o, la ingesta compulsiva para subir de peso
ante la percepción de estar aún demasiado delgado.


- El perfil de las personas que padecen esta
enfermedad es el siguiente:
- Baja autoestima
- Autoexigencia
- Relaciones sociales inestables
- Problemas emocionales
- No reconocen su enfermedad
- Preocupación por conocer y llevar a cabo varios
tipos de dietas
- Obsesión constante por las calorías que poseen los
alimentos (controlan cada alimento que comen y miran en el envase las
calorías que contienen)
- Nunca terminan de estar a gusto con su físico
- Suelen presumir de entender mucho de nutrición
para justificar que siguen esas dietas por motivos de salud
Las
consecuencias de este trastorno alimenticio son el mal funcionamiento de la
glándula tiroides, acelerándola y desembocando en hipertiroidismo. Otras enfermedades que pueden
surgir son la hipoglucemia, trastornos digestivos variados
como úlceras
gástricas o
estreñimiento y alteraciones nutricionales debidas a la falta de vitaminas, proteínas, minerales e hidratos
de carbono.
Ebriorexia: Este trastorno
consiste en dejar de comer para compensar las calorías obtenidas luego del
consumo de alcohol.
Suele darse en personas entre los 18 y 30 años. Además del abuso de bebidas
alcohólicas, la ebriorexia se conjuga con otras conductas dañinas
como realizar “atracones”, para luego provocarse el vómito. De allí que se
afirme que es una extraña mezcla entre anorexia, bulimia y adicción al alcohol.
- Los síntomas son:
- Consumo de alcohol. Es desmedida y
generalmente se hace a escondidas.
- Atracones. Debido a la ausencia de calorías para
brindarle al cuerpo la suficiente energía para funcionar adecuadamente.
Quien padece de ebriorexia suele tener atracones de comida.
- Hinchazón de la cara y deterioro físico. Esto es
un efecto de la inducción del vómito.
- Características específicas de la bulimia y
anorexia. Las personas que padecen de ebriorexia no suelen consumir
alimentos delante de las personas, tienen una autoimagen desvalorizada, y
tienen miedo al aumento de peso.
- Pérdida de cabello y problemas dentales. Debido a
la ausencia de vitaminas y a la incitación del vómito.
- Debilidad corporal y mal aspecto de la piel.
También debido a la mala alimentación.
- Conductas de aislamiento social y agresividad.
- Pérdida de conciencia o desmayos.
- Las consecuencias son
- daños cognitivos como el deterioro de las neuronas
- dificultad en la concentración
- Pérdida de la capacidad de estudiar
- Alteraciones en la actividad de los
neurotransmisores
- Problemas a la hora de tomar decisiones
- Comportamiento arriesgado y/o violento
- Daños en los órganos vitales a edades
- Enfermedades crónicas.
- Problemas gastro-intestinales
Otros trastornos
- Ortorexia: Es aquel trastorno
donde la persona come alimentos que ella considera saludables, pero que en
realidad no lo son.
- Pica: ingestión de
alimentos no comestibles.
- Diabulimia:
el enfermo de bulimia, también diabético, manipula las dosis de insulina
que debe inyectarse, para adelgazar o compensar los atracones. Aparte de
las complicaciones de la bulimia, se añaden las complicaciones mortales a
medio plazo, de no inyectarse las dosis correspondientes.
- Hiperfagia:
Exceso de comida, llegar a consumir grandes cantidades de alimentos
seguido de haberse alimentado adecuadamente.
Es
importante prevenir conductas problemáticas para que no se conviertan en
trastornos en la alimentación totalmente desarrollados. La anorexia y la
bulimia, por ejemplo, suelen estar precedidas de una dieta muy estricta y
pérdida de peso. El trastorno de comer compulsivamente puede comenzar con
comilonas ocasionales. Cada vez que una conducta alimenticia comienza a tener
un impacto destructivo en el desempeño de las funciones de una persona o la
imagen de sí misma, es hora de consultar a un profesional de la salud mental
altamente capacitado, como un psicólogo autorizado para ejercer y con
experiencia en tratar personas con trastornos en la alimentación.
¿Quiénes tienen trastornos en la alimentación?
Según el
Instituto Nacional de la Salud Mental, las mujeres adolescentes y jóvenes
representan el 90 por ciento de los casos. Pero los trastornos en la
alimentación no son sólo un problema para las mujeres adolescentes, tan a
menudo descritas en los medios de comunicación. Mujeres y hombres mayores,
así como niños también pueden desarrollar estos trastornos. Un creciente
número de minorías étnicas están siendo afectadas de estas enfermedades
devastadoras.
Las personas
a veces tienen trastornos en la alimentación sin que sus familias o amigos
sospechen que tienen un problema. Conscientes de que su conducta no es normal,
las personas con trastornos en la alimentación pueden retraerse del contacto
social, ocultar su conducta y negar que sus patrones de alimentación son
problemáticos. Hacer un diagnóstico preciso exige la participación de un
psicólogo autorizado para ejercer u otro experto de salud mental adecuado.
¿Qué provoca los trastornos en la alimentación?
Determinados
factores psicológicos predisponen a las personas a desarrollar los trastornos
en la alimentación. Las familias o relaciones disfuncionales son un factor. Los
rasgos de personalidad pueden también contribuir a estos trastornos. La mayoría
de las personas con trastornos en la alimentación tienen baja autoestima, se
sienten indefensas y con una insatisfacción profunda por su apariencia.
Hay
características específicas vinculadas con cada uno de los trastornos. Por
ejemplo Las personas con anorexia tienden a ser perfeccionistas, mientras que
las personas con bulimia son a menudo impulsivas. Los factores físicos como la
genética también desempeñan un papel importante para poner en peligro a las
personas.
Un amplio
espectro de situaciones puede precipitar los trastornos en la alimentación en
personas susceptibles. Los familiares o amigos pueden burlarse repetidamente de
ellas con relación a sus cuerpos. Pueden participar en gimnasia u otros
deportes que ponen énfasis en el peso bajo o una determinada imagen
corporal. Las emociones negativas o los traumas como la violación, abuso o la
muerte de un ser querido también pueden desencadenar trastornos. Incluso un
acontecimiento feliz, como dar a luz, puede provocar trastornos debido al
impacto estresante del hecho que implica un nuevo papel en la persona y su
imagen corporal.
Una vez que
las personas comienzan a tener conductas de alimentación anormales, el problema
puede perpetuarse. Comer compulsivamente puede establecer un círculo vicioso
activo, en la medida que las personas que se purgan para eliminar el exceso de
calorías y dolor psíquico, luego comen compulsivamente un vez más para escapar
de los problemas cotidianos.
¿Por qué es importante buscar tratamiento para
estos trastornos?
Las
investigaciones indican que los trastornos en la alimentación son uno de los
problemas psicológicos con menos probabilidades de ser tratados. Los
trastornos en la alimentación con frecuencia no desaparecen por sí solos,
y dejarlos sin tratamiento puede tener consecuencias graves. De hecho, el
Instituto Nacional de la Salud Mental estima que uno de cada diez casos de anorexia
termina en muerte por hambre, suicidio o complicaciones médicas como ataques al
corazón o insuficiencia renal.
Los
trastornos en la alimentación pueden aniquilar al cuerpo. Los problemas físicos
asociados con trastornos en la alimentación incluyen anemia, palpitaciones,
pérdida del cabello y masa ósea, caries, esofagitis e interrupción de la
menstruación. Las personas con trastornos en comer compulsivamente pueden
desarrollar presión sanguínea elevada, diabetes y otros problemas asociados con
la obesidad.
Los
trastornos en la alimentación también están asociados con otros trastornos
mentales como la depresión. Los investigadores todavía no saben si los
trastornos en la alimentación son síntomas de dichos problemas o si los
problemas se desarrollan debido al aislamiento, estigma y cambios fisiológicos
causados por los trastornos en la alimentación en sí. Lo que queda claro es que
las personas con trastornos en la alimentación tienen mayores índices de tener
otros trastornos mentales, que incluyen depresión, trastornos de ansiedad y
abuso de sustancias, que otras personas.
¿Cómo puede un psicólogo ayudar a una persona a
recuperarse?
Los
psicólogos desempeñan un papel vital en el tratamiento exitoso de los
trastornos en la alimentación. Estos son miembros integrales de un equipo
multidisciplinario que puede ser necesario para brindar la atención adecuada al
paciente. Como parte de este tratamiento, se puede consultar a un médico para
descartar enfermedades y determinar si el paciente corre peligro físico inmediato.
Se puede solicitar a un nutricionista que ayude a evaluar y mejorar que ayude a
evaluar y mejorar el consumo nutricional.
Una vez que
el psicólogo ha identificado problemas importantes que requieren atención, y
desarrollado un plan de tratamiento, ayuda al paciente a reemplazar
pensamientos y conductas destructivos por otros más positivos. Por ejemplo, el
psicólogo y paciente pueden trabajar juntos para concentrarse en la salud en
lugar del peso. El paciente puede llevar un diario de comidas con el fin de
crear más conciencia de los tipos de situaciones que desencadenan el comer
compulsivamente.
Sin embargo,
simplemente cambiar los pensamientos y conductas del paciente no es suficiente.
Para garantizar una recuperación duradera, los psicólogos y pacientes deben
trabajar juntos para explorar los problemas psicológicos subyacentes al
trastorno de la alimentación. La psicoterapia puede ser necesaria para
concentrarse en mejorar las relaciones personales del paciente y puede
involucrar ayudarlo a ir más allá del hecho o situación que desencadenó el
trastorno en primer lugar. La terapia de grupo también puede resultar útil.
Algunos
pacientes, en especial aquellos con bulimia, pueden beneficiarse con la
medicación. Sin embargo es importante recordar que la medicación debe
usarse en combinación con psicoterapia, no para reemplazarla. Los
pacientes a quienes se les aconseja tomar medicación deben conocer los posibles
efectos colaterales y la necesidad de una supervisión directa del médico.
¿Funciona realmente el tratamiento?
Sí. La
mayoría de los casos de trastornos en la alimentación pueden ser tratados
exitosamente por profesionales de la atención médica de salud mental y de salud
adecuadamente capacitados. Hay que tener en cuenta, que los tratamientos no dan
resultados en un corto plazo. Para muchos pacientes, el tratamiento puede ser a
largo plazo.
Incorporar
la terapia familiar o de pareja en la atención del paciente puede ayudar a
prevenir recaídas al resolver los problemas interpersonales relacionados con el
trastorno de la alimentación. Los terapeutas pueden guiar a los familiares para
que entiendan el trastorno del paciente y aprendan nuevas técnicas para
sobrellevar los problemas. Los grupos de apoyo también pueden colaborar.
BIBLIOGRAFIA
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